Leyendas con nombre propio
En la Isla de Izaro, frente a Bermeo (Vizcaya), se
cuenta la leyenda de un joven monje que vivía en una
comunidad de frailes en aquel lugar. Dicho religioso se
enamoró de una muchacha que residía en un caserio
enclavado junto a la costa. El joven cruzaba a nado el
trozo de mar que separaba la isla de la costa todas las
noches para reunirse con su amada. El fraile se guiaba
por una luz que su enamorada colgaba en una de las
ventanas de su casa. Pero una de las noches, un familiar
se percató del encuentro furtivo y decidió cambiar de
lugar la luz. El monje confiado se dirigió hacia la luz,
pero ésta brillaba fuertemente entre rocas y oleaje. Su
murió. La leyenda cuenta que el cuerpo fue hallado
destrozado y devorado por las aves marinas. Pero esta
historia parece proceder de la mitología griega.
Hero, sacerdotisa de Afrodita y Leandro, un joven de
Abitos. En medio de su amor se encontraba el mar. Cada
noche Hero encendía una antorcha en una torre costera y
Leandro nadaba hacia ella. Hasta que una noche, una
ráfaga de viento hizo apagarse la luz y Leandro quedó
desorientado a merced de las aguas, muriendo ahogado.
Hero no soportó la muerte de su amado y se suicidó
arrojándose al mar.